LAS MUJERES BAUTISTAS EN MIAHUATLÁN DE PORFIRIO DÍAZ, OAXACA.

Ángel Christian Luna Alfaro

 

Capítulo IV Los procesos migratorios desde el género en Oaxaca

4.1 Exordio

Desde tiempos inmemoriales, hombres y mujeres se han visto en la necesidad de buscar, mediante el proceso migratorio, nuevas opciones de vida, esto desde luego, ha traído consigo profundos cambios económicos y sociales para las regiones expulsoras y aquellas que reciben a las y los mismos emigrantes. Su impacto ha llevado a la reconfiguración de las relaciones sociales, políticas y productivas de los asentamientos humanos; afectando también, en diversos sentidos a la población que no decide o puede marcharse, sobre todo mujeres, niñas y niños, así como a las y los ancianos. Las razones que obligan a los primeros grupos humanos a salir de su lugar de origen, tienen que ver con la imposibilidad de lidiar con las inclemencias propias de la naturaleza, la actividad nómada se vuelve en algo relativamente cotidiano, aspecto cuyo objetivo es la búsqueda de los suministros básicos para la subsistencia de una sociedad. En este sentido, podemos inferir que si existe una actividad común de las primeras sociedades es la migración; compañera constante tanto en hombres como en mujeres, aspecto difícil de registrar y rastrear, pese a los esfuerzos de censar o controlar dicha dinámica en las fronteras territoriales, así como al interior de los Estados y/o gobiernos. La migración es un fenómeno presente en toda la historia de la humanidad, no puede considerarse como un proceso positivo o negativo en sí mismo, sin embargo, es indudable que genera transformaciones en las formas sociales de las y los involucrados.

Hoy en día, la migración internacional es una de las características predominantes en torno a la construcción de las relaciones sociales y políticas del mundo contemporáneo. La División de Población de las Naciones Unidas, estima que para el año 2005, existen alrededor de 175 millones de migrantes en el mundo, definidos estos como la población que vive fuera del país en donde nació. De estos 175 millones, 50% son mujeres . El mismo concepto de migración, bien puede resultarnos escurridizo, esto debido a que para construirlo, intervienen intereses políticos, temporales y de lugar. Muchas son las instituciones, así como académicos/as que han erigido o propuesto una. Bien podemos resumir este proceso como la dinámica que se presenta cuando una o varias personas cambian de residencia, ya sea a nivel regional, estatal, nacional o internacional. Según el INEGI la migración también la podemos entender como el fenómeno demográfico que implica cambios de residencia de ciudad, estado o país, ya sea que la gente llegue al lugar o se vaya . También Donato Ramos y Jacobo Arellano (2004) arguyen que la migración la podemos concebir como el desplazamiento poblacional que implica cambio de residencia de un contexto geográfico o político administrativo a otro, incluyendo nuevas relaciones económicas y socioculturales capaces de transformar gradual y paulatinamente las tendencias del lugar de salida y de llegada. Al mismo tiempo, la migración nos dice Eduardo Sandoval (1993:25), incluye dos conceptos que son la base de los tratados internacionales: las y los emigrantes o inmigrantes, son todas aquellas personas que se trasladan de una región a otra un tanto distante, o de un país a otro, por lapsos de tiempo suficientes para desarrollar todas las actividades de la vida cotidiana en el nuevo hábitat, ya sea que se encuentren legalmente o no, en el nuevo entorno. Hurgando en el devenir histórico, podemos notar que al igual que las mujeres estadounidenses y europeas de la segunda mitad del siglo XX, que tuvieron que convertirse en el pilar económico de sus hogares puesto que sus cónyuges habían partido a las guerras (revolución rusa, civil en España, así como primera y segunda Guerra Mundial), en los pequeños poblados de Latinoamérica ha sucedido lo mismo. Ante la búsqueda de nuevas posibilidades laborales por parte de los hombres a otros lugares (principalmente Estados Unidos de Norteamérica), las mujeres quedan al frente de la familia. Ellas adquieren la obligación de la representación ciudadana, así como de asumir el puesto de jefa de familia; siendo la migración el factor que les permite ganar ese espacio de participación, aspecto que difícilmente retrocederá. Resulta innegable que pese a los diversos cambios registrados en el fenómeno migratorio, éste permanece masculinizado, situación que ha dado lugar a un cambio de tareas y roles sociales, que desde luego potencia la modificación de las identidades, roles y/o quehaceres genéricos. Las dinámicas migratorias, han ocasionado que las mujeres incrementen sus actividades en las localidades rurales, así como en las ciudades y grandes urbes, ya que ellas son quienes administran el dinero de las remesas , ellas, sin lugar a dudas, han entrado a sustituir a los hombres en el ámbito socioeconómico y político. En nuestros días las mujeres han multiplicado sus jornadas de trabajo e indudablemente han afrontado los compromisos económicos, sociales y políticos de quienes han migrado . También están enfrentando otro tipo de problemáticas relacionadas con su condición de género. El fenómeno migratorio ha posibilitado la incorporación de las mujeres a los espacios de debate y toma de decisiones políticas, si bien fundamentalmente en representación de los esposos en un primer momento; la situación ha derivado a una intervención cada vez más directa en el devenir de las entidades; en gran medida, la preservación del sistema ha sido por el papel que han jugado las mujeres en diversos espacios, tanto en el ámbito público (gobierno, religión, laboral, educación, etc.) y privado (hogar).

4.2 Enfoques y teorías referentes al estudio de los procesos migratorios de las mujeres

En esta sección, expondré algunos de los supuestos y teorías en los que se han posicionado diversas personas interesadas en el ejercicio de las investigaciones donde se fusiona el estudio de las migraciones, desde un enfoque de género. Al respecto, considero de suma importancia subrayar que para la presente exposición, resulta una herramienta inspiradora, tanto de forma como de fondo, la obra de Carmen Gregorio Gil (1998) titulada: Migración femenina. Su Impacto en las relaciones de género. El libro citado, contiene una cuantiosa muestra de posturas de diversas autoras/es, sobre la temática ya anotada, las mismas aparecen a continuación, en algunos casos resumidas, otras omitidas y en ciertas excepciones, se abunda, esto último responde a fines y características de la misma pesquisa. Por último, en este apartado Incluimos reflexiones que competen a los menesteres de estudios antropológicos sobre la migración, el género y la religión.

Para iniciar con el recuento teórico sobre los estudios sobre migración y género, tenemos a un clásico: Renée Pittin (1984) nos dice que la migración femenina y los impactos de la migración en general sobre este sector, no pueden analizarse ni comprenderse correctamente sin referirse a una variedad de factores específicos de género. No obstante, durante mucho tiempo, los estudios sobre migración obviaron los factores que impulsaban o inhibían la emigración femenina, no fue sino hasta la aparición del análisis de los comportamientos de los mercados de trabajo que la temática comienza a ganar legitimación (Barrera y Oehmichen, 2000). Las últimas dos décadas del siglo pasado, la perspectiva de género, como dimensión de análisis fue ganando terreno hasta constituirse en el presente ya no como una variable empírica sino como un concepto teórico central, con argumentos científicamente aceptables en el mundo académico.

Buena parte de la investigación existente sobre migraciones internacionales, desde los años 60 hasta avanzados de los 70 (del siglo XX), ha tenido como base, los presupuestos del enfoque del equilibrio. Los estudios sobre migración y desarrollo que han tenido como referente este enfoque son clasificados por Kearny (1986) en la teoría de la modernización. Desde el punto de vista de esta teoría, la emigración se produce por cuestiones puramente económicas. Así, la persona migrante se mueve entre la sociedad tradicional y la sociedad moderna, por factores que la empujan o tiran de ella . Las migraciones se explican por la toma de decisión individual y racional que los individuos y sus familias llevan a cabo, basada en una evaluación en términos económicos.

Se argumenta, en este sentido, que varios de los efectos provocados por la migración suelen ser los positivos: la inyección de tecnología y conocimientos, disminución del desempleo con la reducción de mano de obra sobrante y de la inversión de capital, así como la transmisión de la modernidad en forma de valores y habilidades, en pocas palabras: desarrollo e innovación económica y social.

Los modelos teóricos mencionados, piensan y trazan a las mujeres migrantes como sujetas carentes de un mundo social, o sea, las conciben en un mundo "individual", racional , a-históricas, empoderadas de la decisión tomada. Criticando este aspecto, Thadani y Todaro (1984: 36) expresan que para los presupuestos de la modernización los patrones de la migración femenina son como el espejo de la masculina. Recapitulando, en los estudios derivados de esta teoría las potenciales diferencias entre la migración del hombre y de la mujer no son significativas ni teórica ni empíricamente, situación que resulta ser común, debido a que el enfoque de género, resulta ser relativamente novedoso.

Los aportes que efectuó la antropología al campo de estudio de las mujeres, al menos en los términos culturales, heredan al mundo la necesidad de iniciar el proceso de visibilidad de las mismas, el análisis de las circunstancias que las orillaron al anonimato, entre otros aspectos, que buscaron, en la medida de lo posible, equilibrar la balanza entre hombres y mujeres. La misión de sacar a la luz a las mujeres y la especificidad del contexto que las obliga a migrar o a ser afectadas por los procesos de ésta dinámica, se hacen evidentes en trabajos como el de Morokvasic, (1984) quien pone de manifiesto la crítica al modelo economicista dominante formulado por Piore (1979), desde el cual se olvidaban los aspectos sociales y culturales implicados en la migración y el género. Dentro de estos factores sociales que detonan los procesos migratorios femeninos, podemos encontrar los siguientes: la ruptura matrimonial, los embarazos prematrimoniales y la viudedad.

Encontrar los motivos que supuestamente obligan o incitan a hombres y a mujeres a emigrar, brinda un parte aguas dentro de los enfoques para efectuar pesquisas con estas temáticas. En este sentido, se determinó que los primeros migran por factores económicos y las segundas por sociales. Algunas autoras sostienen que la emigración femenina de algunas mujeres se debe a su imposibilidad de hacerle frente, ellas solas, al sistema de producción agrícola (Bosetup, 1970; Brydon y Chant 1989). Otras, señalan como principal causa la ausencia del usufructo de la tierra y el empeoramiento de su situación económica y social que lleva aparejado el divorcio o el repudio en determinadas sociedades.

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